Para los pobladores de la ciudad de Lima es evidente el crecimiento y la densificación que ha venido desarrollándose en su territorio. En los últimos 30 años hemos pasado de ser una gran ciudad a la posibilidad de convertirnos en una metrópolis.
Vivir en una metrópolis constituye también la convivencia en tiempos del anonimato, la población desarraiga su pertenencia al territorio tangible para territorializarse en la inmediatez de la inmaterialidad de la tecnología y las comunicaciones.
Los limeños sufren de manera cotidiana la precariedad de su movilidad y la escasa oferta del espacio público deviene en el encierro y la imposibilidad de compartir con el otro. Cada vez más el tiempo del ocio está ligado al consumo en el interior de un espacio climatizado y la vida pública en la ciudad se restringe a las posibilidades de la economía.
Lima es una ciudad milenaria y su territorio ha sido lugar común para muchas personas y culturas, como lo dice la arqueóloga Inés del Águila (1998) “….la vida de éstos pueblos se basó en relaciones ceremoniales y alianzas de paz que estimularon la reciprocidad entre serranos y costeños. Por otro lado cabe destacar que en esta época del periodo Intermedio Tardío se consolidó el carácter de la Costa central como receptora de diferentes corrientes culturales, teniendo como centro religioso Pachacamac”.
El desborde que sufrió la ciudad de Lima en el siglo XX demuestra su vitalidad y la posibilidad para acoger a miles de pobladores del interior del Perú que vieron en ella un futuro mejor para sus hijos. (Matos Mar 1984)
Pero la paradoja del crecimiento tiene que ver con la destrucción de su patrimonio y el desarraigo de su pasado a través de la desaparición de sus huellas. Pareciera que la mirada hacia el futuro pudiera estar desligada del territorio y de las construcciones simbólicas de las culturas que nos precedieron, es así que Lima se desarraiga en cuanto crece y se moderniza.
El museo Moderno en occidente ha sido producto de la modernización como dice Marín Torres (2003). La ciudad de Lima se esta “modernizando” y borra sistemáticamente su pasado a partir de intervenciones urbanas que desarraigan territorialmente a su población. Justamente el Museo Moderno empieza a cobijar aquello que la modernización rechaza y deja de lado por su mirada puesta en el futuro.
La ciudad de Lima necesita un acto de resistencia frente a su devenir Moderno.
Es así que la idea en la posibilidad del museo persiste, en un museo Trayecto (des)objetualizado en los términos del museo tradicional, un museo que hace de las Huacas su colección, un museo desplazado y descentrado de la mirada moderna, un museo que se perciba y construya en el desplazamiento cotidiano de la población.
Creo importante dejar de ver a las estructuras prehispánicas como simples Huacas, entidades inertes y conectarlas a la Ciudad a partir de la idea del Trayecto en los términos de Paul Virilio (1999) “….la ciudad es el lugar de los trayectos y de la trayectividad. Es el lugar de la proximidad entre los hombres, de la organización del contacto. La ciudadanía es la organización de los trayectos entre los grupos, entre los hombres, entre las sectas, etc. Cuando se dice que la ciudadanía está unida a la tierra y a la sangre, se olvida una vez más el trayecto, es decir la naturaleza de la proximidad que une a los seres humanos entre ellos y la ciudad.”, significa esto desviar la mirada del objeto “Huaca” y colocarlo en dirección al sujeto que construye la referencia de esta.
Reconocer lo Trayectivo como el espacio entre lo objetivo y lo subjetivo, nos permitirá construir en la ciudad su historia prehispánica. Es así que la propuesta está en un museo Trayecto, en donde la totalidad del museo se construye a partir del fragmento en el desplazamiento cotidiano que realizan las personas en las cercanías de una Huaca.
El museo activa su información desde diversos soportes, en la proximidad de un paradero como una información que lo acompaña en su espera, en el interior de un medio de transporte o en el trazo de una calle o avenida. Digamos que se inocula la información desde la ciudad como soporte, un sustrato prehispánico que se evidencia en el transcurrir urbano. Es así, que Lima prehispánica se explicita asistiéndose del mobiliario y códigos urbanos, sin grandes infraestructuras el vecino y visitante en la cercanía a las huacas pueden sensibilizarte y construir el valor necesario para su protección.
El museo Trayecto a escala Metropolitana es la idea central para revertir el deterioro sistemático de nuestras Huacas y el espacio público adyacente a algunas de ellas.
Es así, que la idea de museo se plantea desde la puesta en valor de las estructuras prehispánicas, haciéndolas “museables” en el contexto de Lima Metropolitana y la posibilidad de integrarlas por medio de los espacios públicos. Espacios que se diferencian por su carácter democrático, por ser en la ciudad contemporánea los espacios para la tolerancia y la inclusión de las diferencias. Estos espacios son el insumo físico de la ciudad para el Museo Trayecto.
*Esta idea se desarrolló como parte de mis estudios en la maestría de museología de la Universidad Ricardo Palma entre los años 2006- 2008