Desde pequeños hemos escuchado la palabra museo y la hemos asociado al lugar de los huacos y las momias, o de los animales disecados. También a una agradable escapada fuera del aula por la que salíamos de la rutina y con seguridad nos divertíamos. Pero pocas veces nos hemos preguntado ¿por qué existen estas instituciones, cuál es la finalidad que cumplen y si tienen alguna incidencia en la educación de los peruanos?
De entrada convenimos en que son imprescindibles. Si por un momento imagináramos que no hubieran museos en el Perú (es una suposición) los peruanos no tendríamos memoria de lo que fuimos, no tendríamos historia. Y un pueblo sin historia es como un hombre sin DNI o sin “papeles” que acrediten su procedencia y su identidad.
La necesidad de crear una institución que se encargara de conservar y acrecentar nuestro patrimonio data de los comienzos de la República; al principio fueron lugares muy modestos donde los objetos se amontonaban sin criterio, hasta que luego de muchos años, fuimos comprendiendo la importancia de la institución museal. Pero repito, después de muchos años donde los países hermanos de América nos sacaron una ventaja considerable. No importa. Hoy estamos preparados para atender nuestros museos porque ya tenemos profesionales altamente formados.
Así pues, la finalidad del museo es, según el Consejo Internacional de Museos, entre otras, conservar el patrimonio de una nación y esta es una responsabilidad muy grande, sobre todo en países como el nuestro donde abundan restos de las culturas prehispánicas, coloniales y republicanas. Un objeto cultural forma parte de una cadena que busca completar el sentido de la historia; si los objetos se destruyen o desaparecen, perdemos la oportunidad de completar las secuencias históricas. La cerámica, los tejidos, las esculturas, la arquitectura, un pueblo entero, son patrimonio que nos habla de lo que fuimos y de lo que somos: un pueblo que cuida su patrimonio merece el nombre de civilizado; uno que lo destruye se gana el adjetivo de bárbaro.
No sólo los especialistas en conservación se encargan de cuidar los objetos culturales de un museo, sino todos los que formamos parte de la comunidad. La conservación y cuidado del patrimonio nos concierne a todos. Es necesario que los jóvenes tomen conciencia de su responsabilidad y en este sentido son los colegios los que, a través de charlas y visitas, deberían concientizar a los niños y adolescentes sobre el valor incalculable del patrimonio que hemos heredado. Da pena y vergüenza ver cómo pintarrajearon las estatuas de mármol de Carrara de la Alameda de los Descalzos en Lima, o los muros incaicos en Cusco, jóvenes inconformes que dejaron su firma con spray, como queriendo decir “por aquí pasaron los bárbaros.”
Hay una tarea grande que cumplir y desde este boletín nos comprometemos a poner un grano de arena en el tema del conocimiento de los museos peruanos. El Boletín que presentamos hoy quiere constituir una red que llegue a todos los departamentos y todos los públicos. Suscríbete gratuitamente.
Continuará...